Pablo tenía un solo amigo al que le podía confiar todo, Francisco. Le había confiado a él que cuando se quedó sin trabajo, años atrás, antes de que se lo dijera a su propia esposa. Le confió cuando pescó la enfermedad venerea con esa puta, la noche que se fué furioso de su casa después de una pelea con su mujer. También le había confiado a su amigo sobre esos trabajitos especiales que le encargaban y que, aunque a veces no fueran del todo legales, le ayudaban a llegar a fin de mes hasta que él pudiera conseguir algo decente. Hacía años que estaba en la búsqueda, el trabajo decente parecía no llegar nunca, pero Pablo estaba cada vez mejor conectado y mucho más frecuentemente recibía ofertas para realizar esos trabajitos especiales. Lo de la fábrica y distribuidora de leche condensada y el negocio de las computadoras había sido uno de ellos. No era nada malo, después de todo, desconectar y empacar un montón de computadoras, llevarlas al depósito de esa casa y volverlas a buscar y llevarlas de regreso y reconectarlas cuando fuera necesario. El solo movía el equipo y no tenía porqué enterarse de como se había desarrollado la operación completa, pero se enteró.
Dentro de sus contactos estaba Rodrigo, casi la mano derecha del jefe en estos asuntos, y por medio de él comenzó a enterarse de todo el plan y de como su jefe saldría beneficiado. Todo parecía salir bien, estaba contento de haber llegado tan alto en la organización, que su nuevo amigo hubiera confiado en él y lo hubiera incorporado en este operativo. Había que celebrar.
La noche en que Francisco murió, se habían encontrado para tomar unos tragos en el bar frente a la estación de tren. Parte del operativo no se realizaría hasta el día siguiente y ya le habían adelantado algo de dinero, asi que después que Francisco pagara por sus rondas habituales, Pablo quiso sorprenderlo pagando por otro tanto de su parte para continuar la celebración.
Pablo ya había comenzado a reírse de todo y a celebrar a boca llena su nueva suerte.
Con un penetrable aliento a alcohol, Pablo le contó a Francisco todo el plan. Y se rió aún más cuando el rostro de Francisco comenzó a cambiar hasta ponerse blanco como un papel. Creyó que todo el alcohol consumido por su amigo ya le estaba haciendo efecto y la reacción, nunca vista antes en él, le causo gracia.
“ - Vamos, vamos . . . No me vas a decir que ahora el alcohol te ha hecho daño? - “ Y le pidió otro trago al del bar, que Francisco tomo sin respirar. Pablo siguió celebrando, esta vez con un aplauso.
Cansado de tanto reír y hablar bajando el tono de voz de golpe y luego volver a reir tanto que le comenzó a doler la mandíbula, volvió a bajar el tono de voz, solo para que lo escuchara su amigo, quería volver a repetirle sus aventuras, sus logros con el nuevo negocio que le habían propuesto, pero la borrachera comenzó a dominarlo he hizo que se tambaleara en su silla quedándose callado. Momento que Francisco aprovechó para finalmente habrir su boca:
“ - Yo trabajo para Maquillajes Del Corazón - “ Le dijo seriamente.
Pablo no reaccionó de inmediato. Se quedó mirando a su amigo, analizando la falta de expresión en su cara, su seriedad tan ceremonial, sus ojos clavados en su mirada que ya no lograba enfocar en ningún punto fijo, y de repente largó una carcajada tan estruendosa que hizo que todos los clientes del bar que habían tratado a duras penas de mantenerse ajenos a su borrachera, lo miraran con desconcierto, un poco de burla y hasta desprecio.. Cómo podía haber alguien tan feliz en un lugar como este? Aquí se venía a ahogar las penas y Pablo parecía ser el único a esas tempranas horas de la noche en haberlo logrado. Pero la carcajada duró poco. El muro de cemento en el que se había convertido el rostro de Francisco lo había detenido en seco. Se había jodido todo? No sabía que hacer ni qué decir. El silencio entre los dos se podría haber cortado con el culo roto de alguna de esas botellas de cerveza vacías que todavía se encontraban sobre el mostrador, pero nadie peleó con nadie, solo hubo silencio, un largo silencio.
Finalmente Pablo, como tratando de recuperarse de su borrachera, aunque solo fuera por unos minutos antes de volver a tomar, creyó que era oportuno advertir a su amigo.
“ - Y tú no vas a decir nada, verdad? - “
Francisco supo en ese momento que ya se encontraba en aprietos. El no debería haber escuchado la confesión de su amigo, o no le debería haber contestado como lo hizo informándole a su amigo sobre su conección directa con la empresa a la que iban a estafar, o no debería haberse encontrado con su amigo esa noche para celebrar un evento que ahora sabía no terminaría nada bien.
“ - Será mejor que me vaya - “ Finalmente dijo Francisco “ - No creo que sea conveniente que nos vean juntos ahora - “
Como era eso que su amigo, su único amigo de verdad, no quería que nadie los viera juntos. Y solo por un negocio? Solo por un negocio que tenía relación con sus jefes? Qué creía que estaba haciendo? No lo iba a dejar solo en ese bar y en ese estado?
Pero Francisco pagó antes que lo hiciera Pablo y se dispuso a salir. Pablo se enfureció.
“ - Te dije que yo estaba invitando esta vez - “ Pablo sostenía el brazo de su amigo, que ya había girado para irse, con todas sus fuerzas.
“ - Déjame ir Pablo, está bien, ya está . . . - “
Pablo ríe irónicamente “ - Y el dice que ya está . . . -” Que ya está qué carajo? - “ Qué te pasa? Estás caliente con la vieja? O es la hija? - “
“ - Para Pablo, pará . . . - “ Fracisco había enrojecido con solo pensar en Camila.
“ - Es la hija? - “ Hijo de puta . . . Te estás hechando a la hija! - “
Pablo ni se dió cuenta de dónde vino el golpe, pero con el puño cerrado de alguna de sus dos manos, Francisco le dió vuelta la cara de una trompada.
Dos tipos que estaban cerca se acercaron a ayudar a Pablo que se había caído al piso. Francisco se arregló el uniforme de chofer y se preparó para salir. Un par de clientes pagaron y se adelantaron a salir antes que él. Cuando Pablo logró recuperarse y levantarse del suelo, vió alejarse a Francisco por la puerta de entrada, dejando entrar el sonido de un tren que llegaba a la estación frente al bar. Esa fué la última vez que Pablo vió a su amigo.




