“ - En la empresa se dice que el amor es el maquillaje del corazón y nosotros hacemos nuestros productos con amor” - Decía siempre Doña Erlinda cada vez que presentaba uno más de su amplia gama de productos para la belleza de la mujer. Todavía no había incursionado en productos para el hombre, no se sentía completamente preparada, pero le faltaba muy poco. Por ahora, solo quería garantizar productos de la más alta calidad posible, con buenos ingredientes que dieran satisfacción total a sus clientes.
Su catálogo comenzaba con una línea para el cuidado de la piel. Cuidado diario con loción astringente, crema de limpieza y crema humectante. Todo incluído en una caja de presentación de lujo, con la mejor foto hasta la fecha de Camila, luciendo espléndida y más radiante que nunca. Este era el set que estaba arriba del escritorio de Raúl desde que había entrado a su nueva oficina. Si bien nunca nadie había ocupado este lugar oficialmente, Cármen, la encargada de mercadeo y distribución que ayudara a Doña Erlinda a lograr el puesto en el mercado que había logrado, la utilizaba cuando estaba en la empresa y no de gira o trabajando desde su casa, un acuerdo al que había llegado con Doña Erlinda desde su frustrado embarazo y el posterior abandono de su esposo. Ella se llevaba bien con su jefa, pero no compartía todas sus decisiones, y el contratar a Raúl no era una de las compartidas. Es más, sabiendo que esta mobida en la empresa resultaría difícil de digerir para Cármen, Doña Erlinda había desidido no decirle nada hasta que el contrato estuvo firmado y Raúl ya se había instalado en su oficina. Pero con los acontecimientos de último momento, la muerte sorpresiva de Francisco, la compra de una empresa en bancarrota resuelta a último momento y su empeño en meterse en la vida de su hija, la habían hecho olvidar por completo de Cármen y de su intención de informarle sobre su nuevo jefe antes de que esta llegara a la oficina.
Carmen entró como todos los días, con su maletín en mano, su cartera Louis Vuitton y las llaves de su auto en la misma manos en la que sostenía unos papeles de un contrato de exclusividad para una línea diseñada para una tienda de departamentos.
Papeles, llaves y maletín cayeron al piso cuando al entrar se encontró con Raúl sentado en una silla de oficina nueva, de cuero negro, que la dueña recién había comprado para él.
Raúl miró a Cármen de arriba abajo. Ella rondaba los treinta años, quizás un poco más, pensó Raúl, pero era una muy bonita mujer. Por supuesto le hacía honor a la firma con un maquillaje impecable, maquillaje del que ni rastro había en el rostro de Camila recordó. Pero en esta mujer, que hermoso lucía. Obviamente era una línea para mujeres maduras, que sentido tenía maquillar una cara de ángel como la de Camila.
Cármen lucía además una blusa de seda negra desabotonada casi hasta la cintura, haciéndole lucir un escote bien seductor sobre el que colgaba una cadena de oro blanco con un pendiente con una sola perla blanca, de las de verdad. Sus aros hacían juego y se dejaban ver perfectamente ya que su pelo negro estaba peinado bien tirante hacia atrás. Era ella quien copiaba a Camila o Camila a ella? Se querría hacer la jovencita o era su forma de ser y de vestir diaria, elegante, propia de una ejecutiva de una empresa dedicada al maquillaje para la mujer. Y a esta mujer lo que la diferenciaba de Camila eran sus piernas, o eso era lo que pensó Raúl en ese instante. Camila todavía sabía como lucir jeans gastados, era muy joven y acentuaban su figura muy pero muy bien. Carmen, a diferencia de la jóven, lucía una falda negra que hacía juego con la blusa, lisa pero de corte perfecto, que le marcaba las caderas sin necesidad de caminar o de posar para lograr el efecto. Si tenía más de treinta años, los llevaba muy bien puestos, pensó Raúl. Qué mujer, algo más que debería resenvarse y no contarle a su esposa.
Cármen, por otro lado, después de reaccionar al ver al intruso en la oficina que ella había ocupado eventualmente hasta ahora, apenas prestó atencion al individuo y fué al grano. - “ Y usted, quién es?” - A lo que Raúl no tuvo necesidad de explicar ya que, como una aparición, Doña Erlinda entró oportunamente a escena. “ - Hay querida, perdoná que no te haya dicho nada hasta ahora, pero con todo lo que ha pasado y con lo ocupados que hemos estado Mauricio y yo, me he olvidado completamente. Este es Raúl, nuestro nuevo Director Creativo y Vice Presidente de Marketing” - Doña Erlinda, sin que Cármen se de cuenta, gira rápidamente y le guiña un ojo al sorprendido Raúl, que no comprende el porqué de su nuevo título, totalmente inesperado. “ - El es tu nuevo jefe” - Yo voy a estar muy ocupada con el proyecto de expanción y yo sé que ustedes dos se van a llevar de maravillas y van a poder manejar esta parte del negocio mucho mejor que yo. Nuevamente gira hacia Raúl e intenta explicarle lo que sucede antes de que ellos comiencen a hablar. “ - Raúl, esta es Cármen, yo le hable de ella en la entrevista, ella trabaja desde su casa, recuerda. Viene a la empresa en ocasiones especiales, pero es una excelente trabajadora y le debo unas presentaciones que vana ser difícil de superar. Como se dice, ha puesto el nivel bien alto asi que a ponerse las pilas m’hijito, que si no Cármen lo va a devorar. Es una leona en este negocio, bueno, en realidad lo es, de leo: verdad querida?” - Cármen sonríe triunfadora y amenazadora ante lo que acaba de decir su jefa. Este desafío era lo que ella necesitaba, pensó. Ahora que creía que su carrera estaba llegando a algún lugar, este sujeto le viene a arrevatar su lugar. Pero esto no iba a quedar asi. Ella se ocuparía de hacerle la vida imposible. Que sabría este tipo de maquillajes de todos modos. Ni siquiera era gay. Si lo fuera, aunque le parecía un estereotipo, sabía que podría tener algún tipo de competencia. Pero este personaje estaba casado, no tenía ni la menor idea de como se aplicaba un maquillaje, nunca había tenido contacto con nadie del ambiente, con excepción de esas mujeres, las dueñas de Daiana Coral que no la podían ver a ella ni en pintura. Y todo porque un día se provó todos los vestidos de fiesta que encontró en su tienda y finalmente no compró allí ninguno para lucir en el lanzamiento de la línea del Tratamiento Antiedad Profesional. Le olía raro que ellas lo ubieran recomendado, como también los hermanos Roda, y sobre todo los hermanos Roda, ellos eran muy altaneros y pretenciosos como para dejarse robar un verdadero talento, por más que no lo pudieran pagar de sus propios bolsillos. Pero Doña Erlinda seguía hablando maravillas de Raúl en frente de ella y ella trataba de contenerse a la vez que adivinar que había debajo de ese tipo bien vestido. Bueno, vestir vestía bien, recién se había dado cuenta cuando comenzó a tratar de calmar su instinto leonino que la había tentado lanzarsele al cuello y morderle la yugular hasta que cayera vencido. Este iba a caer de otro modo, estaba apadrinado por la dueña de Maquillajes Del Corazón, que se lo había enchufado de jefe; tendría que planear muy bien sus movimentos si es que quería permanecer en esta firma. Y ella sí quería. Con la nueva situación económica del país y hasta mundial, sabía que encontrarse en estos tiempos en una firma en crecimiento no era nada fácil, y ella no pensaba renunciar a lo que le había costado tanto trabajo y esfuerzo conseguir.
“ - Bueno,” - Finalmente dijo Doña Erlinda - “ Los dejo para que comiencen a trabajar. Recuerde Raúl que quiero hablar de ese contrato de distribución y de como vamos a preparar ese nuevo depósito en la propiedad de la Leche Condensada esa. Pobre gente, no? Yo creo que podremos ayudar a algunos de sus empleados si quieren hacer el cambio y hacer un trainning para trabajar para nosotros, pero no creo que todos. Yo no sé, habrá que ver. Luego hablaremos de ello. Por el momento tengo que recibir todas esas computadoras nuevas, bueno, casi nuevas, que compró Mauricio de otra empresa que quebró, un verdadero regalo. Los veo luego. OK? “ -
Doña Erlinda no había terminado de cerrar la puerta de la oficina cuando la mirada encendida e inquisitoria de Cármen se encontró con la de Raúl que se encontraba un poco desconcertado. Todo pasaba a un ritmo tan vertiginoso en esa empresa desde que llegó esa mañana, que no le extrañaría que los acontecimeintos de la tarde y su relación con esta mujer podrían terminar en un pronto despido y ciclo completo en solo un día. Pero él sabía muy bien como defenderse con una mujer; además, él era ahora jefe de Cármen, y no al revés, y siendo las cosas así, lo que tenía que pensar ahora era la forma más fácil de conquistarla y llevarla a esta divorciada a la cama. Si lo lograba, la relación laboral ya estaba resuelta. Si no lo lograba, se podría quedar sin trabajo y en el peor de los casos enfrentarse a un juicio por hostigamiento sexual. Por supuesto que Raúl, ya se estaba preparando mentalmente para comenzar su primera aventura extramatrimonial.

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